Silvio Berlusconi, el controvertido líder que marcó la política italiana, muere a los 86 años
"Il cavaliere" fue el primer ministro italiano de la posguerra con más años de servicio y estuvo rodeado de escándalos.
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El exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi, el magnate multimillonario de los medios y un pionero populista, murió este lunes a los 86 años, marcando el final de una controvertida carrera que transformó la política del país.
Como el primer ministro italiano de la posguerra con más años de servicio, Berlusconi lideró la nación en períodos de casi una década que estuvieron marcados por investigaciones criminales sobre sus negocios y escándalos sexuales.
Incluso hacia el final de su vida, fue un actor activo en la política italiana, desempeñó un papel clave en la crisis política que derrocó al gobierno del ex primer ministro Mario Draghi el verano pasado y luego ayudó a formar la coalición gobernante de Giorgia Meloni.
La muerte de Berlusconi se produce meses después de que se revelara que había estado luchando contra la leucemia. Pasó más de seis semanas en el hospital desde principios de abril antes de regresar el viernes.
Berlusconi fue hospitalizado en Milán el viernes, apenas tres semanas después de ser dado de alta de un tratamiento previo. Tenía un historial de dolencias cardíacas, incluida una válvula que funcionaba mal y que los cirujanos reemplazaron en 2016, y fue hospitalizado por una infección pulmonar en 2020 tras contraer Covid-19.
El ex premier murió el lunes por la mañana, dijo Alessandro Cattaneo, coordinador adjunto del partido de Berlusconi, Forza Italia, en el canal de televisión RaiNews24.
Influyente
Berlusconi fue una de las figuras más influyentes de la política italiana de las tres últimas décadas. Construyó un imperio televisivo en los años ochenta y, gracias a su talento para el espectáculo y sus pegadizas frases, ganó tres elecciones nacionales.
Fue Primer Ministro durante más de nueve años, al frente de cuatro gabinetes distintos, un mandato sin precedentes en un país plagado de gobiernos de puertas giratorias. También fue el artífice de la llegada al poder de coaliciones de centro-derecha, incluso cuando su partido ya no era la fuerza dominante.
Berlusconi se enfrentó a una serie de procesos judiciales, pero sólo fue condenado una vez, en un caso de fraude fiscal que le hizo perder su escaño parlamentario, aunque sólo temporalmente.
A pesar de su riqueza -su fortuna se estimaba en US$ 7.400 millones en abril de 2023, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg-, Berlusconi se presentó como un hombre del pueblo, un outsider que desafiaba a una clase dirigente desacreditada con una promesa de renovación nacional.
Su estilo y retórica eran similares a "los mítines de un líder militar, un político, un entrenador de atletismo, pero sobre todo se parecían a las charlas de un gurú estadounidense de la autoayuda", escribió Alexander Stille en su biografía de 2006 sobre Berlusconi, El saco de Roma.
Muchos votantes se identificaron con Berlusconi, convencidos de que su historia de éxito les contagiaría. Sus detractores lo veían como un simple explotador de su poder político para favorecer sus intereses empresariales.
Tachado repetidamente por comentaristas y rivales políticos tras duras derrotas electorales y escándalos en sus negocios y en su vida privada, Berlusconi encontró la manera de recuperarse una y otra vez. Quienes le tacharon de bufón por sus innumerables meteduras de pata -como referirse al "bronceado" del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y compararse con Jesucristo- subestimaron su atractivo entre los votantes.
Il Cavaliere (El Caballero), como era ampliamente conocido, prometió "un milagro italiano". En lugar de ello, supervisó repetidos episodios de recesión en una de las economías más débiles de la eurozona. En sus últimos años en el poder, luchó por superar un escándalo sobre supuestas fiestas sexuales "bunga bunga" que él describía como "cenas elegantes".
La invasión rusa de Ucrania en 2022 fue un bochorno para Berlusconi, que durante mucho tiempo había presumido de su amistad con el presidente Vladimir Putin y le había recibido como invitado en su lujosa villa de la Costa Esmeralda de Cerdeña.
Berlusconi saltó a los titulares en febrero de 2023, cuando salió a la luz una grabación de audio en la que elogiaba al líder ruso, decía que había reavivado su amistad mediante regalos y cartas, y culpaba al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de la invasión rusa. Posteriormente emitió un comunicado en el que afirmaba que Italia se ponía claramente del lado de la alianza militar de la OTAN y de la Unión Europea al oponerse a la invasión rusa de Ucrania.